Ya desde finales del siglo XIX la ciencia había conseguido establecer la relación entre el páncreas y la patología de la diabetes, e incluso se sospechaba que la enfermedad era causa de la falta de una hormona que se producía en el páncreas.
En 1920, un médico canadiense llamado Frederick Banting le presentó teorías sobre cómo identificar la hormona al profesor John Macleod, de la Universidad de Toronto, quien a pesar de no estar totalmente convencido, le prestó un pequeño laboratorio y le proporcionó un asistente: Charles Best.
Aquí es donde comienza el trabajo de Banting y Best, intentando aislar esta hormona, llamada posteriormente insulina, a partir de extraer secreciones pancreáticas de los perros, que eran filtradas e inyectadas en perros diabeticos.
Fue una perra llamada Marjorie, el 6 de agosto de 1921, el primer animal diabético del mundo que recibió extracto de páncreas o insulina en su estado más primitivo con alentadores resultados: su nivel de glucosa en sangre bajó, y parecía más saludable y más fuerte.
A las pocas semanas Marjorie tuvo que ser sacrificada, debido a complicaciones relacionadas con el mal filtrado de la hasta entonces poco conocida insulina.
El 11 de enero de 1922, Leonard Thompson, de 14 años y diabético desde los 12, recibió una inyección de extracto de páncreas, una versión purificada para eliminar contaminantes tóxicos, y se logró una mejoría sorprendente.
Leonard fue el primer ser humano a quien se eliminaron los síntomas de la diabetes con extracto de páncreas, y sobrevivió más de 15 años con inyecciones diarias de insulina.
Hasta entonces, los enfermos de Diabetes Tipo 1 morían a los pocos meses de declararse la enfermedad. Gracias al sacrificio de Marjorie y tantos otros, se han salvado cientos de millones de vidas.
En 1923 Frederik Banting, de solo 32 años, fue laureado con el Premio Nobel de Medicina, injustamente compartido con el Dr. Macleod, dejando fuera a su ayudante Charles Best, con quien Banting compartió el dinero del Premio.
Banting transfirió la patente de la insulina al estado canadiense por la suma de un dólar, con la intención de que sea facilmente accesible a toda la Humanidad.