Bluey, un perro pastor autraliano, se ha hecho la fama de ser el perro más longevo de que se tenga registro. Criado desde cachorro por Les Hall en Rochester, Australia, vivió hasta los 29 años y 5 meses de edad.
Bluey fue regalado como cachorro en 1910 y trabajó entre el ganado vacuno y ovino durante casi 20 años, antes de ser puesto a dormir el 14 de noviembre 1939.
Hace ya algunos años logró su reconocimiento en el Libro Guinness de Records.