- 16 Sep 2004, 16:58
#8251554
Hola a todos aquellos que durante estos dos meses habeis seguido mi problema y gracias a quienes me habeis mostrado apoyo y comprensión, y sobre todo, suerte.
Después de tener tres fechas límite para dormirla, pero acercándose la última fijada y reconociendo que no existía valor, Bris iba a volver ya esta semana a casa, pero para estar metida todo el tiempo, salvo los paseos, enjaulada en su transportín.
Ha sucedido un milagro. El día que pa pensábamos recoger, un vecino de la madre de una persona a la que no conozco de nada, pero que es conocida del dueño de la residencia donde estaba Bris, quiso adoptarla. Cuando recibí la noticia mi sensación fue de alegría, pena y preocupación. Alegrá por resolver algo que me angustió todo el verano, pena porque dejaría de verla y preocupación por como sería ese nuevo dueño, si realmente la aceptaría pasado un tiempo...
Sigo diciendo que los milagros a veces existen.Ya llevé a Bris a su nueva casa, a diez minutos de la mía, a un chico solitario y casi sin familia ilusionado por poder cuidar a Bris, ofreciéndole toda su casa y patio, preguntándome que rincón de la sala le gustaría más para su colchón y, dado que por enfermedad no trabaja, todo el día estará con ella y la paseará. En la casa, en su familia y en su entorno no hay niños y me pareció ya de entrada una persona tan buena por su aptitud que sé que Bris estará allí mejor que con nosotros. Además dentro de unos días podremos ir a verla. Tengo que llevarle algún juguete suyo que quedó en casa.
Gracias a los que me habeis comprendido y aún no me puedo creer que este sea tan buen final. Bris y yo hemos tenido mucha suerte y se la debemos a personas buenas que sin conocenos, todavía ayudan a los demás.
Después de tener tres fechas límite para dormirla, pero acercándose la última fijada y reconociendo que no existía valor, Bris iba a volver ya esta semana a casa, pero para estar metida todo el tiempo, salvo los paseos, enjaulada en su transportín.
Ha sucedido un milagro. El día que pa pensábamos recoger, un vecino de la madre de una persona a la que no conozco de nada, pero que es conocida del dueño de la residencia donde estaba Bris, quiso adoptarla. Cuando recibí la noticia mi sensación fue de alegría, pena y preocupación. Alegrá por resolver algo que me angustió todo el verano, pena porque dejaría de verla y preocupación por como sería ese nuevo dueño, si realmente la aceptaría pasado un tiempo...
Sigo diciendo que los milagros a veces existen.Ya llevé a Bris a su nueva casa, a diez minutos de la mía, a un chico solitario y casi sin familia ilusionado por poder cuidar a Bris, ofreciéndole toda su casa y patio, preguntándome que rincón de la sala le gustaría más para su colchón y, dado que por enfermedad no trabaja, todo el día estará con ella y la paseará. En la casa, en su familia y en su entorno no hay niños y me pareció ya de entrada una persona tan buena por su aptitud que sé que Bris estará allí mejor que con nosotros. Además dentro de unos días podremos ir a verla. Tengo que llevarle algún juguete suyo que quedó en casa.
Gracias a los que me habeis comprendido y aún no me puedo creer que este sea tan buen final. Bris y yo hemos tenido mucha suerte y se la debemos a personas buenas que sin conocenos, todavía ayudan a los demás.