- 15 Sep 2009, 14:26
#8234671
Hace tres días moría mi perro, un labrador de 9 años de edad. Estaba como un roble de fuerte, pero hace dos meses le detectaron en una revisión una anemia hemolítica autoinmune.
El veterinario le puso corticoides y ratidicina. Al princicipio remontaba un poco los glóbulos rojos, hasta llegar a 26,, pero luego, al cabo de unos días, en casa, observé que se le veía muy apagado e incluso cojeaba un poco. Estaba muy somnoliente y sólo quería dormir.
Le volví a llevar al hospital. Pensaron que era una infección que estuviese oculta, le dieron doxicilina, pero al día siguiente moría de repente en el hospital, quedándose dormido y sin que pudieran reanimarle. Los glóbulos rojos habían remontado un poco pero se ve que los corticoides también le hicieron más débil ante la infección, cuyo origen no han podido decirme por que no la conocían.
Estoy destrozado. Vivíamos solos, y me acompañaba a todas horas. Le veo por todas las partes de la casa y no sé cómo salir de este trance. Estoy cayendo en una depresión. No sé si le he tratado bien con este tema de la enfermedad repentina, y le echo muchísimo de menos.
Le enterré en el jardín, donde le gustaba estar al sol. Dios, qué dolor más grande.
Hace tres días moría mi perro, un labrador de 9 años de edad. Estaba como un roble de fuerte, pero hace dos meses le detectaron en una revisión una anemia hemolítica autoinmune.
El veterinario le puso corticoides y ratidicina. Al princicipio remontaba un poco los glóbulos rojos, hasta llegar a 26,, pero luego, al cabo de unos días, en casa, observé que se le veía muy apagado e incluso cojeaba un poco. Estaba muy somnoliente y sólo quería dormir.
Le volví a llevar al hospital. Pensaron que era una infección que estuviese oculta, le dieron doxicilina, pero al día siguiente moría de repente en el hospital, quedándose dormido y sin que pudieran reanimarle. Los glóbulos rojos habían remontado un poco pero se ve que los corticoides también le hicieron más débil ante la infección, cuyo origen no han podido decirme por que no la conocían.
Estoy destrozado. Vivíamos solos, y me acompañaba a todas horas. Le veo por todas las partes de la casa y no sé cómo salir de este trance. Estoy cayendo en una depresión. No sé si le he tratado bien con este tema de la enfermedad repentina, y le echo muchísimo de menos.
Le enterré en el jardín, donde le gustaba estar al sol. Dios, qué dolor más grande.