- 19 Sep 2017, 08:39
#9166277
Hace ya casi 7 años mi mujer y yo compramos un cachorrito de pura raza, pastor alemán, al que pusimos el nombre de GRACO. Ha sido nuestro compañero fiel, y nuestro HIJO, durante todos estos años. Vivíamos en un chalet con 1.000 m2 de terreno en el que GRACO era feliz, a parte de las muchas veces que le sacábamos a pasear, a correr, etcétera.
Por motivos personales tuvimos que vender el chalet y nos trasladamos a un pequeño apartamento (70 m2) frente a la playa con una gran terraza (100 m2), para cambiar de vida. Pero nuestro hijo no se adaptaba, le sacábamos 5 veces al día: estaba en la parte de la casa que él quería (a veces en el salón, a veces en la terraza, incluso en la cocina), pero se le veía triste e incluso cuando salíamos a caminar con él a veces cojeaba supongo que debido a la falta de ejercicio.
Con gran dolor de nuestro corazón, a los 3 meses de estar en el apartamento, lo dimos en adopción (verbal) a un familiar que vive en el campo en una gran finca y otros 3 perritos (2 perritas pastores alemanes como nuestro GRACO y un perro pequeño). A diario nos manda fotos de él y parece que se va adaptando poco a poco a esta nueva vida y el objetivo es que sea uno más en esa familia con los otros perritos. Lleva allí una semana.
No hay momento del día en que mi mujer y yo pensemos en él y estamos llorando casi todo el día. Yo al menos me distraigo un poco en mi despacho profesional, pero casi nada. Aunque estamos llegando a la conclusión de que ha sido la mejor decisión que podíamos haber tomado ya que la familia de acogida es de total confianza nuestra (son familiares) y además expertos en el trato con perros ya que han tenido animales toda su vida. Por no decir que en cualquier momento podríamos recuperar a nuestro GRACO.
Pero, queridos amigos, la pregunta que os hago es la siguiente.
¿Véis conveniente que visitemos de vez en cuando a nuestro GRACO en su nueva casa de acogida (o en cualquier otra parte)? Tenemos miedo de que si nos ve piense que vamos a recogerlo y que la familia de acogida tenga otra vez que empezar de cero o que incluso nos derrumbemos y, de manera egoista, le volvamos a llevar a nuestra casa pese a que está mejor ahora. Queremos a este animalito más que a nada en el mundo, pero fríamente está mejor aquí donde está ahora que con nosotros.
Muchas gracias por leer hasta aquí y por responder.
Hola a todo el mundo
Hace ya casi 7 años mi mujer y yo compramos un cachorrito de pura raza, pastor alemán, al que pusimos el nombre de GRACO. Ha sido nuestro compañero fiel, y nuestro HIJO, durante todos estos años. Vivíamos en un chalet con 1.000 m2 de terreno en el que GRACO era feliz, a parte de las muchas veces que le sacábamos a pasear, a correr, etcétera.
Por motivos personales tuvimos que vender el chalet y nos trasladamos a un pequeño apartamento (70 m2) frente a la playa con una gran terraza (100 m2), para cambiar de vida. Pero nuestro hijo no se adaptaba, le sacábamos 5 veces al día: estaba en la parte de la casa que él quería (a veces en el salón, a veces en la terraza, incluso en la cocina), pero se le veía triste e incluso cuando salíamos a caminar con él a veces cojeaba supongo que debido a la falta de ejercicio.
Con gran dolor de nuestro corazón, a los 3 meses de estar en el apartamento, lo dimos en adopción (verbal) a un familiar que vive en el campo en una gran finca y otros 3 perritos (2 perritas pastores alemanes como nuestro GRACO y un perro pequeño). A diario nos manda fotos de él y parece que se va adaptando poco a poco a esta nueva vida y el objetivo es que sea uno más en esa familia con los otros perritos. Lleva allí una semana.
No hay momento del día en que mi mujer y yo pensemos en él y estamos llorando casi todo el día. Yo al menos me distraigo un poco en mi despacho profesional, pero casi nada. Aunque estamos llegando a la conclusión de que ha sido la mejor decisión que podíamos haber tomado ya que la familia de acogida es de total confianza nuestra (son familiares) y además expertos en el trato con perros ya que han tenido animales toda su vida. Por no decir que en cualquier momento podríamos recuperar a nuestro GRACO.
Pero, queridos amigos, la pregunta que os hago es la siguiente.
¿Véis conveniente que visitemos de vez en cuando a nuestro GRACO en su nueva casa de acogida (o en cualquier otra parte)? Tenemos miedo de que si nos ve piense que vamos a recogerlo y que la familia de acogida tenga otra vez que empezar de cero o que incluso nos derrumbemos y, de manera egoista, le volvamos a llevar a nuestra casa pese a que está mejor ahora. Queremos a este animalito más que a nada en el mundo, pero fríamente está mejor aquí donde está ahora que con nosotros.
Muchas gracias por leer hasta aquí y por responder.