- 10 May 2011, 00:12
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Fue entonces la primera vez que ví a Arnold, por entonces no sabía nada de su vida, sólo que había sido encontrado en una urbanización y que estaba en los huesos. Francamente, tenía muy mal aspecto, pensé que habría sido abandonado por estar enfermo o algo así porque era un saco de huesos, los ojos llenos de legañas y se le veía muy triste, sentado y cabizbajo siempre. Pregunté por él y nos dijeron que tenía chip y que si el dueño no lo quería, tardaría un tiempo hasta que pudiera salir de allí. Luego, muchas tardes, cuando iba a correr con Cora, me asomaba, desde la puerta, y lo llamaba para verlo, ver como estaba.. En cuanto le decías, "Chatillo.." asomaba su cara entre los barrotes.
Han sido tres meses lo que Arnold ha pasado encerrado en una jaula pero, lo más triste es que quizás hayan sido los mejores meses de su vida. Arnold entró en la perrera hecho un saco de huesos, hoy sale casi en su peso, un pelín delgado, pero poca cosa, con sus ojos sanos y más contento que nunca porque allí nadie le ha pegado, nadie le ha maltratado, ha tenido tranquilidad, comida, agua fresca... Arnold ha sido maltratado, se asusta de los ruidos fuertes (no es un problema de socialización, es muy sociable) y el dan muchísimo miedo los hombres. Con las mujeres se muestra mucho mas sociable y, según parece, se lleva genial con otros perros.
Hemos dado un paseo de casi dos horas y pese a que llevaba mucho tiempo sin hacer ejercicio, se ha portado genial, salía un poco ansioso, pero caminaba, con la correa junto a mí, se mostraba amigable con todos los perros, y hemos cruzado media ciudad mostrando un comportamient impecable, hasta el mismísimo centro e iba como un caballero chatillo, caminaba muy formal junto a Cora y a mí, ni un tirón, ni la más mínima cabezonería, no se paraba a marcar, creo que le daba miedo perder el paso y quedarse atrás, nos miraba feliz y disfrutaba del paseo.
Estas fotos son de esta tarde, era la primera vez en tres meses que Arnold pisaba la hierba, mirad qué carilla


El veterinario dice que le han pegado mucho, ya que se ve claramente que no es un caso de falta de socialización o desconfianza, sino que está acostumbrado a que lo traten con rudeza. Antes de llamaba Adolf, nombre que junto a sus orejas cortadas y su miedo a los hombres, dice mucho del que un día fue su dueño.
Hoy, Adolf pasa a la historia y empezamos a escribir la nueva historia de Arnold que, confiamos, tenga un final muy feliz.
Saludos
Conocí a Arnold hace tres meses, fui a la perrera municipal a recoger una perrita que estaba abandonada y lo tipico, la gente le ponía de comer y tal pero claro, en la vía pública no podía estar y se la llevó la perrera y luego se arrepintieron de dar lugar a que es ocurriera y recurrieron a nosotros para sacarla, obviamente, ya no para estar en la calle. Estando allí otro perrito, pequeñito, nos hacía fiestas y nos pedía que lo lleváramos.. estaba hecho un asco, pero se veía encantador. Así que al final fueron dos los que se vinieron con nosotros.
Fue entonces la primera vez que ví a Arnold, por entonces no sabía nada de su vida, sólo que había sido encontrado en una urbanización y que estaba en los huesos. Francamente, tenía muy mal aspecto, pensé que habría sido abandonado por estar enfermo o algo así porque era un saco de huesos, los ojos llenos de legañas y se le veía muy triste, sentado y cabizbajo siempre. Pregunté por él y nos dijeron que tenía chip y que si el dueño no lo quería, tardaría un tiempo hasta que pudiera salir de allí. Luego, muchas tardes, cuando iba a correr con Cora, me asomaba, desde la puerta, y lo llamaba para verlo, ver como estaba.. En cuanto le decías, "Chatillo.." asomaba su cara entre los barrotes.
Han sido tres meses lo que Arnold ha pasado encerrado en una jaula pero, lo más triste es que quizás hayan sido los mejores meses de su vida. Arnold entró en la perrera hecho un saco de huesos, hoy sale casi en su peso, un pelín delgado, pero poca cosa, con sus ojos sanos y más contento que nunca porque allí nadie le ha pegado, nadie le ha maltratado, ha tenido tranquilidad, comida, agua fresca... Arnold ha sido maltratado, se asusta de los ruidos fuertes (no es un problema de socialización, es muy sociable) y el dan muchísimo miedo los hombres. Con las mujeres se muestra mucho mas sociable y, según parece, se lleva genial con otros perros.
Hemos dado un paseo de casi dos horas y pese a que llevaba mucho tiempo sin hacer ejercicio, se ha portado genial, salía un poco ansioso, pero caminaba, con la correa junto a mí, se mostraba amigable con todos los perros, y hemos cruzado media ciudad mostrando un comportamient impecable, hasta el mismísimo centro e iba como un caballero chatillo, caminaba muy formal junto a Cora y a mí, ni un tirón, ni la más mínima cabezonería, no se paraba a marcar, creo que le daba miedo perder el paso y quedarse atrás, nos miraba feliz y disfrutaba del paseo.
Estas fotos son de esta tarde, era la primera vez en tres meses que Arnold pisaba la hierba, mirad qué carilla


El veterinario dice que le han pegado mucho, ya que se ve claramente que no es un caso de falta de socialización o desconfianza, sino que está acostumbrado a que lo traten con rudeza. Antes de llamaba Adolf, nombre que junto a sus orejas cortadas y su miedo a los hombres, dice mucho del que un día fue su dueño.
Hoy, Adolf pasa a la historia y empezamos a escribir la nueva historia de Arnold que, confiamos, tenga un final muy feliz.
Saludos