- 16 Jun 2019, 05:13
#9170035
Tengo un galguito adoptado en una protectora a la edad de 2 meses. Sin traumas, dado que fue abandonado junto a sus hermanos a los pocos días de nacer. No ha conocido jaulas, fue criado en una casa de acogida en compañía de otros perros y gatos. En definitiva, está socializado desde el minuto 0. No tuvo prácticamente ningún contacto con su madre, pero convivió con un hermano y otros perros adultos hasta los 2 meses y medio. Ha sido bien tratado desde que nació y el resultado es todo lo contrario al típico galgo de protectora: un perro alegre, confiado y súper sociable con todo el mundo. Demasiado.
Problema:
Como indico en el título, actualmente tiene 6 meses y medio y es bastante cabra loca. Todos los cachorros en mayor o menor medida lo son, pero a este, cuando se encuentra con otro perro en la calle, 8 de cada 10 veces se le va la olla. No por agresividad o miedo, sino por querer saludar y jugar a toda costa. Le da igual si hembras o machos, jóvenes o ancianos, e incluso si el otro perro pasa olímpicamente de él o le responde de malos modos. Es incombustible e insistente como él solo y le cuesta enormemente mantener la calma.
Si algo no le ha faltado a este perro en su corta vida es socialización. Actualmente está saliendo a la calle 4 veces al día y cuando era más pequeño llegó a salir hasta 6 y 7 para que aprendiera a hacer sus cosas fuera. Trata a diario con perros de todo tipo y condición y la mayoría de experiencias hasta ahora han sido positivas. Lo llevo a parques caninos grandes, donde se llegan a reunir hasta 20 perros a la vez en hora punta, y se lo pasa en grande jugando con todo el que le hace caso. Siempre huye de los conflictos, sólo le interesa el buen rollo y cada vez responde mejor a la llamada. En definitiva, sería una maravilla de animal si no le entraran estos ataques de nervios que le entran.
Todo el mundo me dice que con la edad se le irá pasando, pero ya son 4 meses sacándolo a la calle a todas horas para que vea mundo y desensibilizarlo (empezó a salir desde antes de concluir el ciclo de vacunación) y lo sigo viendo demasiado impulsivo. He probado de todo: anticiparme y atraer su atención con comida cuando se nos aparece otro perro a cierta distancia, llamándolo con juguetes sonoros, con silbato, obligándolo a sentarse... unas veces con mejor resultado que otras. Pero cuando se le dispara la adrenalina no hay manera de calmarlo, y ya son 22 kilos de perro feliz tirando de la correa con toda su alma
Hago todo lo que se supone que hay que hacer para meter a un perro en vereda: le tengo establecida una rutina de horarios, premio el buen comportamiento, le indico cuándo hace algo mal con un sonoro NO y lo estoy llevando a clases de adiestramiento grupal 3 horas semanales desde que cumplió los 5 meses. Con todo y con eso sigue siendo intensito.
En fin, disculpad el tocho. Sé que es muy cachorrón todavía y que estas conductas pueden ser hasta cierto punto normales, pero me preocupa no ser capaz de quitarle ciertas manías a medida que vaya creciendo. Una de las peores consecuencias de esta situación, más allá de que me saque los colores ante gente desconocida alguna que otra vez, es que hoy por hoy sólo puedo sacarlo yo a la calle porque temo que tire a alguien, con la atadura permanente que me supone no poder delegar en ningún familiar... Hago todo lo que está en mi mano y así y todo tiene días en los que lo veo tan histérico que pienso que no se tranquilizará nunca
Otro dato: Aún no está castrado, pero prevemos hacerlo como muy tarde a la vuelta del verano, que ya rondará los 9 meses. ¿Creéis que mejorará?
Se agradece cualquier consejo o palabra de ánimo
Antecedentes:
Tengo un galguito adoptado en una protectora a la edad de 2 meses. Sin traumas, dado que fue abandonado junto a sus hermanos a los pocos días de nacer. No ha conocido jaulas, fue criado en una casa de acogida en compañía de otros perros y gatos. En definitiva, está socializado desde el minuto 0. No tuvo prácticamente ningún contacto con su madre, pero convivió con un hermano y otros perros adultos hasta los 2 meses y medio. Ha sido bien tratado desde que nació y el resultado es todo lo contrario al típico galgo de protectora: un perro alegre, confiado y súper sociable con todo el mundo. Demasiado.
Problema:
Como indico en el título, actualmente tiene 6 meses y medio y es bastante cabra loca. Todos los cachorros en mayor o menor medida lo son, pero a este, cuando se encuentra con otro perro en la calle, 8 de cada 10 veces se le va la olla. No por agresividad o miedo, sino por querer saludar y jugar a toda costa. Le da igual si hembras o machos, jóvenes o ancianos, e incluso si el otro perro pasa olímpicamente de él o le responde de malos modos. Es incombustible e insistente como él solo y le cuesta enormemente mantener la calma.
Si algo no le ha faltado a este perro en su corta vida es socialización. Actualmente está saliendo a la calle 4 veces al día y cuando era más pequeño llegó a salir hasta 6 y 7 para que aprendiera a hacer sus cosas fuera. Trata a diario con perros de todo tipo y condición y la mayoría de experiencias hasta ahora han sido positivas. Lo llevo a parques caninos grandes, donde se llegan a reunir hasta 20 perros a la vez en hora punta, y se lo pasa en grande jugando con todo el que le hace caso. Siempre huye de los conflictos, sólo le interesa el buen rollo y cada vez responde mejor a la llamada. En definitiva, sería una maravilla de animal si no le entraran estos ataques de nervios que le entran.
Todo el mundo me dice que con la edad se le irá pasando, pero ya son 4 meses sacándolo a la calle a todas horas para que vea mundo y desensibilizarlo (empezó a salir desde antes de concluir el ciclo de vacunación) y lo sigo viendo demasiado impulsivo. He probado de todo: anticiparme y atraer su atención con comida cuando se nos aparece otro perro a cierta distancia, llamándolo con juguetes sonoros, con silbato, obligándolo a sentarse... unas veces con mejor resultado que otras. Pero cuando se le dispara la adrenalina no hay manera de calmarlo, y ya son 22 kilos de perro feliz tirando de la correa con toda su alma

Hago todo lo que se supone que hay que hacer para meter a un perro en vereda: le tengo establecida una rutina de horarios, premio el buen comportamiento, le indico cuándo hace algo mal con un sonoro NO y lo estoy llevando a clases de adiestramiento grupal 3 horas semanales desde que cumplió los 5 meses. Con todo y con eso sigue siendo intensito.
En fin, disculpad el tocho. Sé que es muy cachorrón todavía y que estas conductas pueden ser hasta cierto punto normales, pero me preocupa no ser capaz de quitarle ciertas manías a medida que vaya creciendo. Una de las peores consecuencias de esta situación, más allá de que me saque los colores ante gente desconocida alguna que otra vez, es que hoy por hoy sólo puedo sacarlo yo a la calle porque temo que tire a alguien, con la atadura permanente que me supone no poder delegar en ningún familiar... Hago todo lo que está en mi mano y así y todo tiene días en los que lo veo tan histérico que pienso que no se tranquilizará nunca

Otro dato: Aún no está castrado, pero prevemos hacerlo como muy tarde a la vuelta del verano, que ya rondará los 9 meses. ¿Creéis que mejorará?
Se agradece cualquier consejo o palabra de ánimo

All the virtues of Man without his Vices.