El American Staffordshire Terrier –AmStaff– procede directamente de una casta de perros funcionales muy heterogéneos entre sí, que respondían a diversas denominaciones: eran llamados American Pit Bull, Half and Half, Yankee Terrier, Bull Dog Americano o Bull Dog Atigrado. Desciende, pero no es. Esto es así. Ya desde antes de 1900 existía una corriente muy fuerte entre algunos propietarios de aquel tipo de perros, que los habían separado de las peleas.
A consecuencia de que, allá por los años 30, la sensibilidad de la gente ya rechazaba las peleas de perros como algo indigno, surgió un grupo de entusiastas que, con una filosofía distinta y más humanitaria, decidió aprovechar las magníficas cualidades que tenían, desarrollando al máximo los atributos positivos ya existentes, hacer aflorar los latentes, legalizarlos y hacer de ellos unos perros de compañía respetables, de utilidad y de exposición.
El UKC (United Kennel Club) ya criaba Pit Bull exclusivamente como perros de compañía: de esos perros proceden los American del AKC (American Kennel Club).
Es decir, y para que nos entendamos bien: los American Staffordshire fueron creados con el fin de dar una oportunidad de regeneración a los perros de pit, y de que fueran exclusivamente una raza de compañía, de utilidad y de exposición, con lo que la función de sus progenitores se convertía en algo destinado a perderse en el recuerdo.
Como un detalle anecdótico, pero muy ilustrativo, que refleja el cambio de mentalidad que se estaba produciendo mencionaré que, no mucho antes, en 1881, cuando se celebró en Louisville una pelea entre el famoso perro importado de Inglaterra Lloyd’s Pilot, propiedad de Cockney Charlie Lloyd, y Crib, de Louis Kreiger, los ferrocarriles de Ohio y Mississipi(1) hicieron una publicidad especial para promocionar el acontecimiento.
Los espectadores atraídos por estos medios eran alojados en los mejores hoteles, recibían la bienvenida del alcalde de Louisville, del jefe de policía y de otras autoridades oficiales. La pelea fue anunciada y después relatada, aparte de en la prensa normal, en la oficial The Police Gazette, como muestra del respaldo público que recibían en aquellos tiempos estos acontecimientos.
Tengo que decir qué cuando se investigan los orígenes de una raza canina, generalmente uno se encuentra con el problema de que la mayoría de los autores, tanto antiguos como modernos, tienen la costumbre de conceder la categoría de “Raza” a grupos caninos que sólo tienen de común determinada funcionalidad, pero que están muy lejos de compartir la uniformidad morfológica y la fijación genética que implica el concepto moderno del término(2).
Los animales pertenecientes a estas “razas” sólo tienen en común entre sí uno o dos rasgos corporales relacionados con la función que cumplen.
El American Staffordshire Terrier, lo mismo que el Bull Terrier y el Staffordshire Bull Terrier, son razas seleccionadas a partir de los perros de pit que había en sus respectivos países, Estados Unidos e Inglaterra. Estas tres razas, y también los diferentes perros de pit, proceden a su vez del tronco común de perros funcionales conseguidos a partir de mezclas de los antiguos Bull Dog, que no tenían nada que ver con los de hoy en día, con Terriers ya extintos y que son el origen también de otras razas modernas de Terrier.
A esto hay que añadir, por lo menos en la referente al AmStaff, las infusiones de Blue Paul (otro perro de tipo pit escocés) y numerosas variedades de perros de pit irlandeses y locales.
Los perros que sirven de punto de partida para formar una raza no son más que el inicio, se pierden en el recuerdo, y cuando pasa una cantidad adecuada de tiempo se convierten en una pura anécdota: lo que importa realmente es el proyecto. Si un proyecto está bien desarrollado, la raza resultante poco tiene que ver con sus comienzos. Si tomamos sólo en cuenta sus orígenes, prácticamente todas las razas serían mestizas, tal como lo fueron sus progenitores. Pensemos por un momento en los Doberman, o en los Dogos Argentinos o, por citar a una de las más conocidas, el Pastor Alemán.
En el caso del AmStaff, instaurar una nueva raza no hubiera tenido razón de ser si se hubiera querido que permaneciera con las mismas funciones que sus antecesores: para eso no es necesario tomarse tanto esfuerzo. La principal razón que hubo fue, indudablemente, crearles unas condiciones de vida distintas, un entorno más amable y una utilización de la que es merecedor cualquier perro.
No se puede definir a una raza por su función. Ser un perro de pastor no es más que el trabajo que tienen numerosas razas. Ser perro de trineo tampoco constituye un certificado de raza, pues hay varias razas de perros nórdicos que se pueden atribuir esa ocupación…, y así podríamos seguir casi indefinidamente. Por poner un ejemplo fácil de comprender: es como si a todos los médicos o abogados o a las personas que tengan carreras u ocupaciones semejantes se les considerara de la misma raza. Sería curioso ver a un individuo cuya raza fuera “médico”, “abogado” o “panadero”.
Desde principios del siglo XX el porcentaje de perros de pit apartados de las peleas y dedicado a funciones de compañía y similares iba expandiendo gradualmente. Este porcentaje fue aumentando con rapidez hasta llegar al 50% a finales de los años 20 y principios de los 30. Este movimiento fue entendido perfectamente por W. T. Brandon y su grupo de amigos y dio pie a la formación de la nueva raza. Desde el núcleo inicial de perros de pit partió en una dirección el American y en otra, totalmente opuesta, siguieron su evolución los perros de pit que hoy son conocidos como Pit Bull, conservando su antigua función, pero manteniendo también un grupo de aficionados que los tenían y tienen exclusivamente como mascotas.
No obstante, y por comodidad y fácil entendimiento, seguiré usando el término “raza” para perros que, bajo un concepto moderno, sólo son un grupo funcional.
Por la documentación y las citas de la época de la fundación, se verá que son los antiguos dueños de los American Staffordshire Terrier, la llamada nueva raza, los que admiten que los primitivos American proceden directamente de los Pit Bull y son Pit Bull con una nueva denominación, una filosofía de utilización diferente, un carácter más suavizado en su relación con otros perros y un estándar muy estricto. En cambio los actuales propietarios de perros de pelea son más propensos a considerarlos razas diferentes. Aducen que los American Staffordshire Terrier han perdido el “gameness”.
Gameness(3) es la concentración en una sola palabra de una serie de cualidades que manifiesta un buen perro de pelea cuando lucha: entusiasmo durante la pelea (gane o pierda), dureza, resistencia al “shock” y habilidad para aguantar penalidades y dolor.
Para algunos, esta habilidad para resistir el dolor se ha conseguido a través de una adaptación del sistema nervioso (o de los sensores del sufrimiento). Para estos lo más lógico es pensar que estos perros han desarrollado un mecanismo de bloqueo del dolor en situaciones extremas. Esta adaptación se adquirió por un proceso de selección forzada en la que solamente sobrevivía para la reproducción el que ganaba, y ganar significaba, generalmente, aguantar.
Para otros, buenos conocedores de la raza, no es un problema de insensibilidad, sino una compulsión funcional que sufren ante determinadas situaciones. El American se bloquea ante situaciones críticas o de gran interés para él. Sus antepasados luchadores desarrollaron esta cualidad como un mecanismo de defensa ante situaciones de gran dolor y de máxima concentración. Es una peculiaridad que no es nunca peligrosa para el ser humano. El AmStaff no es un perro de términos medios. O hace o no hace.
Durante de más de 60 años de selección separada de la cepa original se han creado las lógicas divergencias. Por el lado morfológico, el estándar marca unas características corporales muy bien definidas. Sumado, además, a esto la separación definitiva de las peleas por más de setenta años, ha hecho del American una raza homogénea en lo físico y con un carácter más suave en sus relaciones con los otros perros. Esto, seguramente, le ha llevado a perder el antes citado “gameness”.
Indudablemente más de sesenta años son muchas generaciones de perros y esto da motivos más que suficientes para que se pueda pensar que estamos hablando de unos perros muy distintos a sus ancestros. En definitiva, el AmStaff, es otra raza, o mejor dicho, es una raza. Los Pit Bull, sin embargo, siguen teniendo las habilidades que ya tenían desde tiempos inmemoriales para el combate intraespecífico.
Ambas “razas” son increíblemente amables y tolerantes con las personas como corresponde a todos los perros que han tenido este tipo de actividad. Estas cualidades eran indispensables para que los preparadores pudieran separar a sus perros cuando estaban trabados en una pelea o en una situación de emergencia, sin por eso correr ellos ningún riesgo. Tanto los American, como los Pit Bull, Staffodshire Terrier ingleses, Bull Terrier, Akita o Tosa japoneses son perros que jamás pierden la cabeza y sus dueños pueden manejarlos a placer y sin peligro.
Ellos, los perros, no actúan por maldad cuando pelean, son animales con espíritu deportivo y, lo mismo que un galgo cuando persigue una liebre o una jauría de Fox Hound cuando lo hacen con el zorro, obran por impulsos genéticos y con total ánimo deportivo. Claro que sería muy instructivo, si esto fuera posible, preguntar a las liebres o a los zorros que opinión tienen de estos perros.
Aunque no me gusta mencionar otras razas para establecer comparaciones creo que el siguiente ejemplo puede ser muy ilustrativo. El Pastor Alemán, por citar sólo al más conocido de todos los perros, procede de perros de pastor sin raza y distintos entre si de las diversas regiones de Alemania: de Wüttemberg, de Turingia y de las dos Sajonias.
Los sajones y los de Turingia eran pequeños, nerviosos pero robustos, generalmente de color gris, con las orejas derechas y con la cola enrollada sobre el lomo. Los de Wüttemberg, eran grandes, también fuertes, con muy buen movimiento y, generalmente, con las orejas caídas, la cola se puede considerar que era llevada como la del Pastor Alemán actual. De los cruces de estos perros surgieron los actuales Pastores Alemanes y muchas otra razas centroeuropeas.
Los antecesores cumplían su misión a la perfección, es decir: pastoreaban; en cambio, los Pastores Alemanes, de pastores no conservan más que el nombre, pues durante un período de 100 años, su trabajo ha sido la guarda y defensa y la base de su prueba de carácter y de la consiguiente selección de cría consiste en efectuar un ataque convincente y con un buen agarre: a una persona, por supuesto.
Desde su reconocimiento como raza hace un siglo, como ya hemos dicho anteriormente, no ha pastoreado a la manera que lo hacían los perros que fueron la base de la raza. Por esta razón los Pastores Alemanes son considerados hoy día los favoritos por las fuerzas del orden de todos los países para reprimir disturbios.
Richard F. Stratton(4) describe a los Pit Bull, a los que él llama “el sabueso con paperas”, de esta manera: Cuando alguien no familiarizado con la “raza” pone su vista por primera vez sobre un grupo de American Pit Bull Terrier, puede que no quede especialmente impresionado. Estos perros, después de todo, no tienen la uniformidad de las razas de exposición. Algunos tienen las cabezas grandes, mientras otros, por comparación, las tienen bastante estrechas. Algunos son pequeños y algunos de los más grandes se asemejan a amigables Retrievers de pelo corto. Lo que estos tienen en común no se muestra evidentemente al observador circunstancial. Es decir: no admite una morfología semejante entre ellos, sólo admite una misma funcionalidad.
En esta circunstancia y bajo el punto de vista de la cinofilia moderna no se puede admitir a un grupo tan heterogéneo como una raza.
El AmStaff no ha participado en peleas de perros en sus casi setenta años de existencia y en este tiempo ha sido utilizado y seleccionado exclusivamente como perro de familia, de compañía y de show. Este largo período ha influido en la pérdida de sus instintos y el pasado de los perros que constituyen su base no es su pasado: es el de ellos, o así debería ser considerado. Sin embargo, la leyenda adversa perdura, por desgracia. La leyenda de un pasado que no es el suyo.
Los inmigrantes que llegaron a Norteamérica durante la hambruna del siglo XIX, principalmente los irlandeses, fueron los que introdujeron la afición a las peleas y fueron los responsables de la creación de los antiguos perros de lucha americanos. Se afincaron principalmente en Boston y en sus alrededores. Algunas de las líneas irlandesas fueron: Colby, Lightner, Corcoran, Semmes, Gas House y Noonan. Los perros de pelea ingleses y sobre todo galeses (actuales Staffordshire Bull Terrier), el extinto Blue Paul o Blue Poll escocés (del que algunos American han heredado el color azul) y los irlandeses Old Family (los Irish Fighting), junto con la adición de sangre de algunos perros de caza americanos y, según algunos autores, de perros de pelea y de agarre españoles(5), formaron al original Pit Bull americano.
Los ingleses, con su increíble habilidad para volver respetable lo suyo allí donde siguen sin considerar respetable lo de los demás, borraron de un plumazo el pasado de sus perros, reconociendo en 1935 a su raza, a sus perros de pit, designados con diversas denominaciones en Inglaterra, como raza de exposición y compañía. Las peleas de perros estaban prohibidas en ese país desde 1835, pero no se ejerció una persecución policial verdaderamente intensiva hasta 1939.
El antiguo Half and Half, Bull and Terrier, Pit Dog o Dog Fighting se convirtió en el honrado, que lo es sin duda, Staffordshire Bull Terrier. Antes de esto los emigrantes ingleses, irlandeses y galeses habían llevado a América sus perros de pelea, como ya hemos dicho antes. En Inglaterra tendieron a empequeñecer el tamaño de su raza con respecto a la versión americana, por un lado por causa de la clandestinidad, dada la mayor facilidad que tiene de ser ocultado un perro pequeño, y por otro por la pobreza reinante en aquella época que no permitía lujos en la alimentación de los animales a las clases sociales que los poseían.
Breve descripción de la raza
En el AmStaff son posibles prácticamente todos los colores: atigrados, a trozos, parcheados, o cualquier combinación de ellos. Es fácil encontrarlo con un colorido apropiado al gusto de cada cual. Su apariencia es realmente impactante, y despierta inmediatamente la admiración de los que le observan, sobre todo si es por primera vez. Disfruta de una musculatura muy bien desarrollada que da imagen de un poderío poco corriente.
Está realmente orientado hacia las personas, le deleita el contacto con su familia y posee un desarrollado sentido del humor. Necesita una relación interactiva con su dueño, que debe estar dispuesto a emplear tiempo con su mascota; un dueño firme y cariñoso que esté dispuesto a darle el entrenamiento necesario para desarrollar sus inmensas posibilidades y llevarlo a su máximo potencial.
Aunque no sea el perro ideal para la guarda -a causa de su amistosa naturaleza-, el AmStaff es un buen protector de la familia. Es inimaginablemente valiente, leal y firme en sus decisiones.
La capacidad de trabajo de la raza, combinado con una gran inteligencia, sensatez y magnífica estructura atlética hacen de él el perro perfecto para muchos deportes caninos.
Nunca debe comprar un AmStaff en una tienda de animales. Busque un buen criador. Contacte con uno que tenga una buena reputación, con perros bien atendidos y, si es posible, que estén respaldados por campeonatos. Pregunte también en su Club de Raza o en su Canina Regional, lea revistas y libros para informarse sobre la raza o sobre todas las razas que le gustan antes de elegir. Visite a más de un criador y conozca y valore a los padres de su posible cachorro antes de comprarlo: de adulto lo más natural sería que se pareciera a ellos.
(1) Tomado de: The ultimate American Pit Bull Terrier escrito por Jaqueline O´Neil. Howel Book House MACMILLAN.
(2) Tomado textualmente de: La Revista del Perro. Pág. 24. Autor: D. Carlos Salas
(3) Richard F. Stratton. The Book of The American Pit Bull. 1981, T. F. H. Publications Inc. Ltd.
(4) The World of the American Pit Bull Terrier. Autor: Richard F. Stratton.
(5) Stratton, Richard F. This Is The American Pit Bull Terrier, pág. 85, T. F. H. Publications, Inc. Ltd.