En nuestro primer artículo tratamos el origen de la otoplastía o también llamada otectomía. En esta nota describiremos la técnica de esta cirugía.
Deseo recalcar que mucho de lo escrito corresponde a la experiencia personal recogida a lo largo de varios años de profesión y al mismo tiempo de criador, con lo que se han aunado criterios tanto desde el punto de vista del veterinario, el propietario y los mismos criadores.
También debemos tener en cuenta que es un procedimiento quirúrgico muy personalizado, esto quiere decir que lo que se describe a continuación no significa que no puedan existir o ser aceptados otros métodos que nos lleven a resultados igualmente satisfactorios.
Si bien por un lado este proceso se incluye dentro de las cirugías menores, por otro debemos tener en cuenta que en muchos casos trataremos con ejemplares de valor afectivo y económico importantes.
El profesional actuante no sólo debe estar atento a la mascota sino también al propietario: por ejemplo, si notamos que el dueño del cachorro o su entorno familiar dudan de su capacidad para cuidar al paciente, le ofreceremos el servicio de internación durante la primera semana que es cuando puede surgir algún inconveniente.
De todos modos como se expresó en nuestra primera nota, el amo debe comprometerse seriamente con el veterinario y cumplir con las diferentes etapas que requiere el post operatorio.
Personalmente trato en cada paso de la otoplastía efectuarla de la manera menos traumática posible, para ello la medicina veterinaria de hoy dispone de los recursos necesarios.
En lo se refiere a la edad algunos autores se inclinan a tomar como referencia el peso, por ejemplo, en la raza Dobermann entre los 9 y 11 kg., otros opinan en forma variada en cuanto al momento mas apropiado, pues si bien no podemos determinar un tiempo máximo, creo que cuando se opera un cachorro de mas de 5 meses, el post operatorio puede ser más complicado debido a la habilidad motriz adquirida ya a esa edad.
En nuestro caso se ha adoptado entre las 12 a 14 semanas de edad, simplemente por el hecho que en ese período han sido colocadas las vacunas correspondientes y sus respectivos refuerzos como así también administrada la medicación antiparasitaria.
Esta práctica debe efectuarse bajo anestesia general, para ello el profesional utilizará el método con el que esté familiarizado.
Luego se procede a rasurar las orejas por ambas caras, y en caso de razas de pelo largo se aconseja extender lo máximo posible este paso, con el objeto de lograr una mejor higiene.
Existen diferentes métodos para demarcar como y por donde se efectuará el corte, y hay quienes usan moldes o plantillas. En nuestro caso, luego de efectuar una concienzuda limpieza del pabellón y el conducto auditivo, se efectúa un trazado con un lápiz dermatológico dibujando de este modo la futura oreja.
Este paso es de fundamental importancia ya que para dar el largo, ancho y forma debemos tener en cuenta una serie de factores como la raza, sexo, calidad del cartílago, implantación de las orejas, características individuales, etc.
Por ejemplo, si tenemos un cachorro Dobermann hembra, la cual posee un cráneo ancho, debemos darle al pabellón una medida más bien angosta, ya que de otra forma ese defecto se notaría más. Como vemos en el caso de ejemplares que serán destinados a exposición la otoplastía puede hacer resaltar defectos o virtudes. Por estas razones es aconsejable conocer las características de cada raza en particular.
Posteriormente procedemos a infiltrar en la línea ya trazada anestesia local con un vasoconstrictor en pequeñas cantidades, lo cual nos permitirá utilizar menos anestesia general, disminuir o anular por completo toda pérdida de sangre y trabajaremos en un campo quirúrgico visual limpio.
El corte se efectúa a tijera siguiendo la línea ya nombrada, como ilustra la figura 1.
La sutura se efectúa de la forma preferida por el cirujano, y en nuestro caso utilizamos puntos separados con un monofilamento de nylon de escaso calibre.
Luego se procede a la aplicación de esparadrapos o telas adhesivas sobre el borde no cortado, a cruzar las orejas sobre la cabeza y previa colocación de cremas cicatrizantes y antisépticas se venda para lograr la inmovilización de las orejas. Este vendaje será revisado periódicamente y puede ser retirado a la semana, para permitir una correcta limpieza y cuidado.
La cicatrización es relativamente rápida, pues entre los 12 a 14 días se colocan los tutores, elementos éstos que servirán a los efectos de acostumbrar al cachorro a manejar sus orejas. El tiempo en que terminará este proceso depende de varios factores, uno de ellos es la raza pues -por ejemplo- no es lo mismo un Mastín Napolitano que un Dobermann, cuyas orejas son mucho mas largas.
Esperamos con este artículo haber contribuido en forma positiva a esclarecer tabúes sobre esta cirugía, sólo queda despedirnos y quedar a disposición de nuestros lectores.
Nota: Desde la fecha de publicación de este artículo, el corte de orejas ha sido prohibido en España, Argentina y muchos otros países.